El líder de los gastronómicos, Luis Barrionuevo y el presidente de Shell, Juan José Aranguren, sellaron un acuerdo para presionar al Gobierno con una ley de comercialización de Combustibles.

El acuerdo se selló esta tarde, en una reunión de la que participaron Aranguren y Carlos Acuña, que conduce el sindicato de trabajadores de estaciones de servicio de la central obrera de Barrionuevo.

En esa reunión definieron conformar una “Comisión Multisectorial” entre los actores de la actividad para consensuar un proyecto de ley de Comercialización de Combustibles Líquidos y Gaseosos que “tenga en cuenta el interés de todas las partes involucradas”, para ser presentado en el Congreso. La intención es que tenga el acompañamientos de todo el arco político.

“Nos hemos puesto el objetivo de generar este nuevo marco de comercializacion, consideramos que de este modo vamos a garantizar la competitividad de las Pymes que son el motor productivo que sostiene nuestras fuentes de trabajo”, aseguró Acuña.

Con esta maniobra, Barrionuevo hizo una demostración de fuerzas hacia dentro de la CGT opositora, cuyo liderazgo comparte con el camionero Hugo Moyano. Es que el sector de Moyano entró en crisis con el gastronómico: lo acusan de tener un escaso margen de acción en los paros y lo acusan de no parar ni un hotel.

En ese contexto, hoy se suspendió por una semana el plenario de secretarios generales de la central opositora previsto que se había programado para definir la continuidad del plan de acción contra el gobierno, aunque analiza una medida de fuerza "para fines de octubre o principios de noviembre pero lo más lejos posible de diciembre".

Es justamente el gremio de Acuña el único de los que maneja Barrionuevo que tiene un verdadero poder de daño hacia el Gobierno y por eso el gastronómico se apoyó en él para levantar su perfil en la central opositora.

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